Capítulo1
3 de enero, un día oscuro y lluvioso. Pero la lluvia no es limpia- pensó Masi- sino un líquido que cubre todo de un fango oscuro, y pinta la ciudad de color gris como el cielo. Esa mañana Masi se había despertado aturdido. Miles de pensamientos se agolpaban en su mente. Apenas había dormido durante la noche; una pesadilla frenética le había dejado la boca seca y un fuerte dolor de cabeza. Se levantó con el sueño todavía arañando su cara y se dirigió al baño. Contempló su rostro en el espejo, su tez pálida revelaba la falta de ejercicio al aire libre, junto con una angustia indescriptible. Abrió el grifo, que escupía un líquido viscoso, color óxido.
-Otra vez-dijo- si seguimos así….
Un estruendo interrumpió sus reflexiones.
Venía de la terraza sobre su cabeza.
Era el dron en el que habían viajado sus compañeros hasta Atenas para reunirse con él. Masi se había tenido que adelantar ya que su novia estaba muy enferma. Se sorprendió al ver un aparato tan grande con unas placas solares en el techo, cubierto de un color platino bastante llamativo y unas hélices que parecían monstruos de lo enormes que eran.
El reencuentro fue agradable. Tenían muchas cosas que contarse.
Lo primero que debían hacer era encontrar alojamiento ya que la casa de Masi era un cubículo mugriento lleno de trastos.
Masi conocía el lugar muy bien, y encontraron un hotel bastante decente donde podrían descansar para estar con energías para lo que les esperaba.
Después de ponerse al día y cotillear un poco de sus intereses comunes, Saelina comentó la que podía ser la solución a sus problemas.
Había leído un artículo en su móvil sobre el dióxido de titanio. Este es un mineral natural, también conocido como Titania, y realiza un proceso muy similar al de la fotosíntesis, llamado fotocatálisis. Utiliza la luz del sol y la humedad para convertir los óxidos de nitrógeno en nitratos, menos dañinos para el medio ambiente.
Se les iluminó la cara cuando oyeron la información. Idearon la manera de viajar a España para poder hablar con el científico que lo descubrió.
Organizaron el viaje para el día siguiente y se acostaron. Decidieron dormir por cuestiones de seguridad en la misma habitación. Intuían que podían tener problemas.
Meleah, por la noche, bajó a por un vaso de la escasa agua potable que quedaba. Masi tuvo que ir al aseo, ya que el de su habitación no funcionaba. Death y Saelina se quedaron solos.
Sus miradas se cruzaron por un momento. De sus ojos salían destellos que iluminaban sus sonrisas. Ella se levantó, pero tropezó cayendo encima de él, formándose un momento mágico; Death intentó robarle un beso, pero Masi volvió y se apartaron rápidamente.
Meleah tardaba mucho en volver. La llamaron a gritos, pero no respondía. Empezaron a preocuparse. Death cogió el móvil y se puso a buscar su ubicación, pues les había colocado a cada uno de ellos un chip localizador, temiendo que pasara algo de este tipo.
Veía como el punto que indicaba su posición se movía a gran velocidad. Sospecharon que la habían secuestrado. Vieron un micrófono escondido, por lo tanto alguien había oído toda la conversación. Sospecharon rápidamente de los secuaces de la multinacional Energy Systems. Este consorcio de empresas tenían grandes intereses en la producción eléctrica contaminante y no les interesaba en absoluto que se pusieran en funcionamiento nuevas formas de energía de las que ellos no pudieran sacar tajada. Y harían todo lo necesario para impedirlo, llegando incluso al secuestro y al asesinato.
Tenían que ir a por ella. Salieron a coger el dron, y vieron que no estaba. Se lo habían robado. Masi, recordó que en el hotel había unos animales robotizados para el entretenimiento de la gente, (cuando el hotel tenía clientes), que les serían de gran ayuda.
Tuvieron la suerte de que estaban cargados y había para todos, aunque no era el medio de transporte más rápido, era del único del que disponían.
Salieron del hotel y pusieron en marcha el GPS.
Al llegar vieron unas naves en mal estado cubiertas de una capa de óxido. Rebuscando encontraron la puerta; tenía una alarma muy sofisticada, pero Death pudo hackearla.
Vieron a Meleah atada de pies y manos. Cuando fueron a ayudarla aparecieron de la nada unos hombres encapuchados.
Saelina tumbó dos de un golpe con una súper patada giratoria mortal: los dejó en el suelo sin respiración.
Death saco su catana liquidando al resto de los raptores. Mientras, Masi libró a Meleah de sus ataduras y le ayudó a incorporarse. Salieron rápidamente. Encontraron el dron al fondo de la nave cubierto con una lona. Death revisó los sistemas de navegación y la carga de las baterías, comprobando que estaba operativo.
Había llegado el momento de poner rumbo a España para buscar el laboratorio en el que habían desarrollado este compuesto y hablar con sus creadores.
-Otra vez-dijo- si seguimos así….
Un estruendo interrumpió sus reflexiones.
Venía de la terraza sobre su cabeza.
Era el dron en el que habían viajado sus compañeros hasta Atenas para reunirse con él. Masi se había tenido que adelantar ya que su novia estaba muy enferma. Se sorprendió al ver un aparato tan grande con unas placas solares en el techo, cubierto de un color platino bastante llamativo y unas hélices que parecían monstruos de lo enormes que eran.
El reencuentro fue agradable. Tenían muchas cosas que contarse.
Lo primero que debían hacer era encontrar alojamiento ya que la casa de Masi era un cubículo mugriento lleno de trastos.
Masi conocía el lugar muy bien, y encontraron un hotel bastante decente donde podrían descansar para estar con energías para lo que les esperaba.
Después de ponerse al día y cotillear un poco de sus intereses comunes, Saelina comentó la que podía ser la solución a sus problemas.
Había leído un artículo en su móvil sobre el dióxido de titanio. Este es un mineral natural, también conocido como Titania, y realiza un proceso muy similar al de la fotosíntesis, llamado fotocatálisis. Utiliza la luz del sol y la humedad para convertir los óxidos de nitrógeno en nitratos, menos dañinos para el medio ambiente.
Se les iluminó la cara cuando oyeron la información. Idearon la manera de viajar a España para poder hablar con el científico que lo descubrió.
Organizaron el viaje para el día siguiente y se acostaron. Decidieron dormir por cuestiones de seguridad en la misma habitación. Intuían que podían tener problemas.
Meleah, por la noche, bajó a por un vaso de la escasa agua potable que quedaba. Masi tuvo que ir al aseo, ya que el de su habitación no funcionaba. Death y Saelina se quedaron solos.
Sus miradas se cruzaron por un momento. De sus ojos salían destellos que iluminaban sus sonrisas. Ella se levantó, pero tropezó cayendo encima de él, formándose un momento mágico; Death intentó robarle un beso, pero Masi volvió y se apartaron rápidamente.
Meleah tardaba mucho en volver. La llamaron a gritos, pero no respondía. Empezaron a preocuparse. Death cogió el móvil y se puso a buscar su ubicación, pues les había colocado a cada uno de ellos un chip localizador, temiendo que pasara algo de este tipo.
Veía como el punto que indicaba su posición se movía a gran velocidad. Sospecharon que la habían secuestrado. Vieron un micrófono escondido, por lo tanto alguien había oído toda la conversación. Sospecharon rápidamente de los secuaces de la multinacional Energy Systems. Este consorcio de empresas tenían grandes intereses en la producción eléctrica contaminante y no les interesaba en absoluto que se pusieran en funcionamiento nuevas formas de energía de las que ellos no pudieran sacar tajada. Y harían todo lo necesario para impedirlo, llegando incluso al secuestro y al asesinato.
Tenían que ir a por ella. Salieron a coger el dron, y vieron que no estaba. Se lo habían robado. Masi, recordó que en el hotel había unos animales robotizados para el entretenimiento de la gente, (cuando el hotel tenía clientes), que les serían de gran ayuda.
Tuvieron la suerte de que estaban cargados y había para todos, aunque no era el medio de transporte más rápido, era del único del que disponían.
Salieron del hotel y pusieron en marcha el GPS.
Al llegar vieron unas naves en mal estado cubiertas de una capa de óxido. Rebuscando encontraron la puerta; tenía una alarma muy sofisticada, pero Death pudo hackearla.
Vieron a Meleah atada de pies y manos. Cuando fueron a ayudarla aparecieron de la nada unos hombres encapuchados.
Saelina tumbó dos de un golpe con una súper patada giratoria mortal: los dejó en el suelo sin respiración.
Death saco su catana liquidando al resto de los raptores. Mientras, Masi libró a Meleah de sus ataduras y le ayudó a incorporarse. Salieron rápidamente. Encontraron el dron al fondo de la nave cubierto con una lona. Death revisó los sistemas de navegación y la carga de las baterías, comprobando que estaba operativo.
Había llegado el momento de poner rumbo a España para buscar el laboratorio en el que habían desarrollado este compuesto y hablar con sus creadores.